Paseo veraniego…

Inicio de caminata (vista general del volvan Lonquimay).

Muy temprano iniciamos rumbo al querido volcán Lonquimay junto a mi cordada, que por primera vez caminaría por esos parajes; era esto mi mayor motivación… enseñarle el lugar y por sobre todo una experiencia de montaña.

Camino a campamento base entre Bosques de Araucaria y Coigues Primarios.

Sin mayores percances y contemplando el hermano paisaje llegamos al lugar de campamento, con un calor que si no fuera por el espectáculo natural hubiese sido horrible.

Lugar de Campamento.

Faldeos Volcan Lonquimay.

Al siguiente día aproximamos al conocido cerro coloradito, el cual nos acogió con una frió (extraño) y un viento que remecía nuestros cuerpos. Allí contemplamos por largo rato a su hermano mayor el volcán Lonquimay… observando sus suaves líneas y pequeños neveros que aun luchaban por no desaparecer.

Cumbre Cerro Coloradito.

A paso lento regresamos al campo base, donde disfrutamos de una rica once… junto a nuestras curiosas visitantes de 4 a 6 de la tarde, unas lindas vaquitas que merodeaban el lugar, las cuales tenia que corretear por que mi compañera de carpa les tiene terror…

Disfrutando de una rica once.

Al tercer día desafiamos al cerro, el objetivo era llegar a los escasos neveros que quedaban para contemplar desde mayor altura el paisaje… y que por la verdad por sobre todas las cosas mi amada compañera tuviera la oportunidad de ver lo que pocos tiene la dicha de observar.

Con esfuerzo y paciencia logramos dar con un pequeño nevero en el cual descansamos y disfrutamos del hermoso día que la madre naturaleza nos ofrecía. Luego de ese agotador día para mi camarada regresamos al campo base a descansar… luego se vinieron unos ricos mates y mas tarde entregarnos a los brazos de los sueños.

Solitario nevero y mi hermosa compañera de cordada.

El duo dinamita...

Nuestro ultimo día por esas tierras estaba cargado de nostalgia, pues la verdad es que las ganas de quedarse unos días mas en ese apacible entorno era una oferta tentadora, pero los compromisos laborales lo impedían…

Vista al volvan Lonquimay.

Espero disculpen mis compañeros de grupo, pero esta vez me permití mostrar una actividad que efectué junto a mi cordada femenina preferida, que por cierto ha sido la mejor cordada que he tenido (mi amore). Hace mucho tiempo que ambicionaba que conociera un poquito de mi mundo de montaña… por muchos incomprendido, pero por suerte para mí una pasión que solo los que han estado en esas frías e inhóspitas tierras comprenden… es sin duda una óptica distinta de ver las cosas, de ver su conexión mas intima con nosotros… de advertir, sentir y palpar que somos parte de un todo… un conjunto de elementos que se combinan en armonía plena… fue una experiencia que no se olvida fácilmente por que junto a mi cordada me reencontré con algo que descansaba en mi interior y que necesitaba renacer… espero tan solo no olvidarlo.

Saludos, un gran abrazo!!

Por CIB.