Ascensión Cerro el Plomo: La montaña sagrada de los incas…
Cumbre Cerro El Plomo 5.424 msnm
Iniciamos nuestro largo viaje cargando nuestras mochilas llenas de ansiedad y esperanza. Cerca de 700 Km. recorrimos para alcanzar el misterioso santuario de altura del Cerro El Plomo. Allí junto a inmensos macizos de piedra y hielo nos percatamos de las similitudes entre nosotros y los incas: El culto a las montañas nos une, trascendiendo el tiempo y la distancia.
Luego de caminar por horas desde el Sector la Parva hasta las Yaretas por senderos que alguna vez recorrieron los incas, nos disponemos a instalar el primer campamento para reposar nuestros maltratados cuerpos producto del viaje y la caminata de aproximación.
Junto a los primeros rayos de sol nos disponemos a preparar un desayuno de campeones y a levantar el campamento y comenzar nuestra caminata hasta el sector denominado la Olla. Bajo el abrazador sol franqueamos Piedra Numerada, donde varios andinistas se disponen a iniciar su marcha junto a mulas que portean gran parte del peso.
Repentinamente el Plomo comienza a deslumbrarnos con su grandeza, a pocas horas de caminata nos encontramos en el sector conocido como La Olla; ya instalados en el campamento base, nos disponemos a efectuar nuestro trabajo de hidratación para comenzar el ansiado ascenso a las 3 A.M.
Bajo la luna iniciamos la marcha hacia la cumbre, tras varias horas de marcha remontamos el refugio de Agostini localizado a 4.600 msnm y posteriormente tras una agobiante marcha sobre acarreos y por ultimo un cruce sobre el glaciar Los Castaños, a pocos metros se divisa la tan anhelada cumbre.
Sin duda el esfuerzo valió la pena, ya sobre los 4.424 msnm la alegría nos invade y los abrazos nos emocionan. La cumbre del Plomo nos invita a presenciar su esplendor!!.
Al abandonar su cumbre, esta nos despedí con nubes amenazantes y copos de nieve que más que inquietarnos nos alegran el prolongado descenso.
Una vez de regresos en el campamento base el recuerdo recurrente del niño sacrificado por los incas en la cumbre de una de las montañas más altas de la Cordillera de los Andes: El Cerro El Plomo, nos sobrecoge y nos colma de un tranquilizador misterio que retorna junto a nosotros hasta nuestras sureñas tierras.
Existen oportunidades en la montaña cuando el cuerpo no responde a la mente y solo las ganas invaden nuestro organismo, es en esos momentos cuando la energía misteriosa del Alma domina al Cuerpo y nuestros pasos se inyectan de voluntad para que nuestros ojos logren ver los sueños que anhelamos…
Luego de caminar por horas desde el Sector la Parva hasta las Yaretas por senderos que alguna vez recorrieron los incas, nos disponemos a instalar el primer campamento para reposar nuestros maltratados cuerpos producto del viaje y la caminata de aproximación.
Junto a los primeros rayos de sol nos disponemos a preparar un desayuno de campeones y a levantar el campamento y comenzar nuestra caminata hasta el sector denominado la Olla. Bajo el abrazador sol franqueamos Piedra Numerada, donde varios andinistas se disponen a iniciar su marcha junto a mulas que portean gran parte del peso.
Repentinamente el Plomo comienza a deslumbrarnos con su grandeza, a pocas horas de caminata nos encontramos en el sector conocido como La Olla; ya instalados en el campamento base, nos disponemos a efectuar nuestro trabajo de hidratación para comenzar el ansiado ascenso a las 3 A.M.
Bajo la luna iniciamos la marcha hacia la cumbre, tras varias horas de marcha remontamos el refugio de Agostini localizado a 4.600 msnm y posteriormente tras una agobiante marcha sobre acarreos y por ultimo un cruce sobre el glaciar Los Castaños, a pocos metros se divisa la tan anhelada cumbre.
Sin duda el esfuerzo valió la pena, ya sobre los 4.424 msnm la alegría nos invade y los abrazos nos emocionan. La cumbre del Plomo nos invita a presenciar su esplendor!!.
Al abandonar su cumbre, esta nos despedí con nubes amenazantes y copos de nieve que más que inquietarnos nos alegran el prolongado descenso.
Una vez de regresos en el campamento base el recuerdo recurrente del niño sacrificado por los incas en la cumbre de una de las montañas más altas de la Cordillera de los Andes: El Cerro El Plomo, nos sobrecoge y nos colma de un tranquilizador misterio que retorna junto a nosotros hasta nuestras sureñas tierras.
Existen oportunidades en la montaña cuando el cuerpo no responde a la mente y solo las ganas invaden nuestro organismo, es en esos momentos cuando la energía misteriosa del Alma domina al Cuerpo y nuestros pasos se inyectan de voluntad para que nuestros ojos logren ver los sueños que anhelamos…