Volcán Antuco: Un gigante dormido (19 y 20 de Agosto 2008).
Tras notificar en la administración de la CONAF nuestras intenciones de ascenso la cual se ubica en el sector Chacal, distante 4 km de la entrada del Parque a orilla del camino debidamente señalizada. Nos dirigimos hacia el punto en el cual debíamos estacionar el vehiculo y comenzar el ascenso.
El recorrido cubrió desde la ciudad de Temuco unos 258 Km. hasta el centro de esquí situado en las faldas del Volcán Antuco. Dicho centro está situado a 1.373 msnm y está equipado con 3 andariveles de arrastre y se localiza dentro de los límites del Parque Nacional Laguna del Laja, el cual cubre una superficie de 11.880 hectáreas.
Nuestro objetivo no era visible dada las condiciones climáticas imperantes en la zona (plumillando), el cono volcánico Antuco se ubica al lado poniente del lago Laja y se formó desde dentro del antiguo volcán Laja.
La planificación consistía en ascender hasta el sector del último andarivel aun cuando existía baja visibilidad y montar el campo base en la cercanías del andarivel Nº16 y esperar a que las condiciones mejoraran para poder ascender hasta la cumbre la próxima jornada.
Sin mayores contratiempos y con escasa visibilidad por momentos, superamos un pequeño desnivel de unos 500 mt hasta el último andarivel, lugar donde montaríamos nuestro Campo Base emplazado a unos 1.914 msnm. Luego de armar una terraza para montar la carpa con algunas pequeñas dificultades por el viento nos dispusimos a derretir nieve para obtener agua y lograr hidratar y comer.
Tras una amena cena y una charla recordando una variedad de cosas procedimos a efectuar una breve clínica de encordamiento que se vio alcanzada por la noche.
La noche no fue muy prometedora tras fuertes vientos y una nevada que no paraba hacia presagiar que las condiciones no serian las mejores para el próximo día. A las 6 A.M. suena el despertador la nevazon no cesaba y la visibilidad era escasa por no decir nula. Esperando que mejore la situación desayunamos y nos lanzamos a los brazos de Morfeo. A las 8:30 A.M el zumbido el viento y el golpeteo de la nieve sobre la carpa había cesado. Decidimos levantarnos para ver como estaba la situación: un sol prometedor con algo de viento nos invitaba a preparar el equipo e intentar ascender un desnivel de más de 1.000 metros hasta la ansiada cumbre.
Con el ánimo renovado emprendimos marcha alrededor de las 9 A.M. con una cama de nieve polvo caída la noche anterior. Sin mayores contratiempos y a paso firme a eso de 14:00 horas la marcha rendía sus frutos: La cumbre estaba bajo nuestros pies. La sensación de inmensidad al contemplar el panorama sacia nuestra desnuda mente, congelando el pensamiento y dejando cabida solo a las emociones que zigzaguean al ritmo del inagotable viento. Es aquí en estos parajes limpios de vanidades y mediocridades cuando comprendemos el verdadero sentido de nuestra existencia…
A ratos quisiéramos invitar a todo el mundo a vivir ese momento. Sin embargo, en la calma comprendemos que es solo delirio y pasión de hombres raros, vestidos como astronautas, con extensiones de metal en los brazos y con síntomas de demencia temporal. Sin duda la satisfacción de alcanzar una cumbre e intentar ingenuamente compartir desde la altura en el silencio más profundo nuestros sentimientos con aquellos seres que amamos, aun cuando nos distancien cientos de kilómetros es un signo de profunda fraternidad y humildad…
Tras una muy breve hidratación y sesión fotográfica decidimos descender rápidamente por el intenso viento y vaticinando que las condiciones climáticas desmejorarían. El descenso fue rápido y sin mayores contratiempos aun cuando gran parte de la ruta se desarrollo entre tinieblas y un poco de nieve. Sin embargo, nuestro pensamiento en una especie de silenciosa complicidad con la montaña va guiando nuestros pasos descifrando códigos y signos, usando para ello una especie de instinto mágico que sorprendentemente florece en la montaña.
El regreso al vehiculo para emprender regreso a nuestros hogares es calmo y relajado, aflorando la inquietud de nuestro futuro desafió y ansiando que la montaña nos regale nuevas emociones en la próxima aventura.
Por CIB.